Tres son los síntomas más frecuentes de los trastornos de ansiedad.
- Miedo excesivo. Miedo se definiría como la respuesta emocional a una amenaza inminente real o percibida (con el término “percibida” se está haciendo referencia a, objetivamente hablando, no real).
- Ansiedad excesiva. Ansiedad se definiría como la anticipación a una amenaza futura.
- Pensamientos y/o conductas derivadas de un miedo excesivo y/o una ansiedad excesiva que comportan una limitación franca en el funcionamiento diario del individuo.
Las emociones normales de miedo y ansiedad no deben ser confundidas con el síntoma miedo o ansiedad de los trastornos de ansiedad. Lamentablemente, como sucede en prácticamente cualquier otro aspecto de la psiquiatría y de la psicología, no disponemos de parámetros objetivos para delimitar claramente qué es un miedo o una ansiedad no patológica y qué es un miedo o una ansiedad patológica de un trastorno de ansiedad.
En medicina definimos al miedo o a la ansiedad como excesivas cuando son más intensas de lo esperable y limitan de forma mantenida el rendimiento de la persona. Teniendo en cuenta la ambigüedad de esta definición como mínimo dos aspectos de la misma, “más intensas de lo esperable” y “de forma mantenida”, requieren de una explicación más detallada.
- “Más intenso de lo esperable”. Desde el punto de vista estrictamente médico cuál es la respuesta emocional lógica de un individuo frente a una situación inminente o futura, debe ser evaluada en base a criterios contextuales culturales, es decir, teniendo en cuenta la forma de ser, las creencias, las experiencias y las costumbres previas de esa persona. Es decir, no debemos juzgar si la respuesta afectiva es lógica o no en base a cómo nosotros responderíamos frente a esa situación. A modo de ejemplo, la respuesta emocional esperable frente a una lesión que nos aparece en la piel puede depender de aspectos como, por ejemplo, los conocimientos previos que tengamos sobre medicina o los antecedentes de cáncer de piel que hayamos tenido en la familia. Es de esperar que un dermatólogo que ve una lesión en su piel cuyas características recuerdan a una simple peca no muestre la más mínima emoción frente a este hallazgo. Por el contrario, una persona de piel muy blanca, que toma mucho el sol, con los conocimientos estándares propios de un individuo no médico, es de esperar que muestre cierto miedo frente a dicha lesión; si además un familiar cercano de este individuo ha padecido un cáncer de piel grave, será de esperar que dicho miedo sea algo más intenso.
- “De forma mantenida”. Tal y como hemos comentado previamente, para que un miedo o una ansiedad pueda ser considerada síntoma de un trastorno de ansiedad, debe ser limitante. Para que se produzca este efecto limitante, una de las condiciones indispensables es que esté presente durante una parte importante del día y perdurar en el tiempo (no limitada a tan sólo uno o unos pocos días).
Asimismo, como se describirá en los apartados correspondientes a cada subtipo de trastorno de ansiedad, el miedo/ansiedad patológica de estos trastornos suele acompañarse de otros síntomas no presentes en los sujetos con miedo/ansiedad no patológica.
La siguiente tabla describe de forma abreviada los aspectos diferenciales claves entre el miedo/ansiedad no patológico y el miedo/ansiedad como síntoma de enfermedad.
Miedo/ansiedad no patológico | Miedo/ansiedad como síntoma de enfermedad |
Intensidad proporcional a la situación
Intensidad no mantenida en el tiempo
Ausencia de otros síntomas de ansiedad
No limitante
|
Intensidad no proporcional a la situación
Intensidad mantenida en el tiempo
Presencia de otros síntomas ansiosos
Limitante
|
La respuesta a esta pregunta es clara: sí, hay diferentes subtipos de trastornos de ansiedad.
Los subtipos de trastornos de ansiedad difieren entre ellos en base al foco o situación que induce el miedo/ansiedad, la conducta disfuncional resultante de la emoción patológica y/o el pensamiento o cognición asociado a la emoción patológica o a la conducta disruptiva.
Los principales subtipos de trastornos de ansiedad son: agorafobia, trastorno de pánico (con o sin agorafobia), trastorno de ansiedad generalizada, fobia social (o trastorno de ansiedad social), trastorno adaptativo con síntomas de ansiedad, trastorno hipocondríaco y fobia simple.
En esta misma web hay un capítulo dedicado específicamente a cada uno de estos trastornos. En ellos se detalla de una forma más exhaustiva la sintomatología de los mismos junto a otras cuestiones relevantes como son el cómo se hace el diagnóstico, cuál es el tratamiento y cuál es el pronóstico. En los siguientes párrafos exclusivamente se detallan los síntomas clave de cada uno de estos trastornos.
La agorafobia se caracteriza por:
- Miedo/ansiedad a utilizar medios de transporte, a estar en espacios abiertos muy amplios, a estar en espacios cerrados, a estar en una cola o en un lugar multitudinario y/o a estar fuera de casa solo. Suele haber miedo/ansiedad frente a varias de estas situaciones (no sólo frente a una de ellas).
- El miedo/ansiedad frente a estas situaciones deriva del pensamiento de que sería difícil huir o solicitar ayuda en el caso de que aparezcan síntomas físicos intensos, alarmantes o embarazosos (por ejemplo, incontinencia urinaria o fecal, mareo muy intenso, palpitaciones intensas, ataque de pánico –ver el capítulo de trastorno de pánico-, etc.).
- Las situaciones agorafóbicas producen tal nivel de miedo/ansiedad que intentan evitarse.
- Los pensamientos y conductas agorafóbicos comportan una limitación franca en el funcionamiento diario de la persona.
Carmen, estudiante de 21 años, refiere que desde hace aproximadamente un año tiene cada vez más miedo a salir de casa; explica que le aterroriza coger el metro o el autobús así como ir a clase (característica clínica "a" del listado previo). Parece que todo empezó tras un día en el que coincidiendo con muchos estornudos se le escapó un poco de pis estando en una clase; no pudo marcharse hasta casi 40 minutos después (estaba en medio de una fila de compañeros) y “me empecé a agobiar por si olería mal o no y por sí al seguir estornudando se me escaparía más pis o caca. ¡Desde entonces, antes de hacer cualquier cosa me viene a la cabeza que pasaría si se me escapa algo!” (característica clínica "b"). Cuando se plantea hacer cosas en las que sufrir incontinencia sería un problema se empieza a poner muy ansiosa; si lo intenta hacer, la sensación de miedo es elevadísima (característica clínica "c"). Nos explica que, finalmente, casi todo lo hace acompañada de su madre o de su novio; incluso yendo acompañada se niega a ir en metro o en autobús. Ha dejado de ir a la facultad, estudia en casa con apuntes que le dejan; no cree que pueda asistir a los exámenes (característica clínica "d").
El trastorno de pánico se caracteriza por:
- Ataques de pánico recurrentes. Un ataque de pánico es un inicio brusco e inesperado de un conjunto de síntomas que producen gran miedo e incomodidad y que alcanzan su máxima intensidad en escasos minutos. Los síntomas más habituales son: palpitaciones, sudoración, temblor, sensación de ahogo con respiración rápida, presión en el pecho, sensación de mareo, parestesias (hormigueos) en manos, brazos y piernas y miedo a morir y/o a perder el control.
- Pensamiento o preocupación recurrente sobre cuando vendrá un nuevo ataque de pánico o sobre las consecuencias del mismo (infarto, “volverme loco”, etc.). En medicina llamamos a este síntoma, ansiedad anticipatoria.
- Evitar acciones que supuestamente puedan predisponer a nuevos ataques de pánico o a notar sensaciones que recuerden a los mismos; por ejemplo, para evitar tener palpitaciones, evitar subir escaleras, evitar correr o evitar tener relaciones sexuales.
- La ansiedad anticipatoria y/o las conductas de evitación comportan una limitación franca en el funcionamiento diario de la persona.
- El trastorno de pánico puede acompañarse o no de agorafobia.
Juan consulta por haber presentado en el curso de los últimos dos meses cuatro episodios en los que ha pasado mucho miedo por haber tenido palpitaciones muy intensas, con dificultad para respirar, sensación de que se iba a caer y, en dos de ellos, notar mucho hormigueo en las manos (característica clínica “a”). Las cuatro veces ha empezado de golpe, sin causa aparente, incluso en dos de ellas estaba durmiendo y se despertó asustado, “me levanté rápido y abrí la ventana para poder respirar bien, creía que me moría, que me ahogaba” (característica clínica “a”). Ahora “tengo miedo a que me vuelva a venir, además de lo mal que pongo en ese momento es que no sé si en uno de esos me voy a quedar” (característica clínica “b”). Comenta que no era nada aprensivo, pero ahora no hace más que observarse y evita cualquier ejercicio físico e incluso sitios con mucho vaho “pues me recuerda a las crisis; me ducho rápido y con agua templada, nada de humo” (característica clínica “c”). Como le da miedo notar palpitaciones o la más mínima sensación de ahogo ha dejado el gimnasio y las excursiones por la montaña, actividades que realizaba con su pareja y que consideraba “sus momentos de evasión” (característica clínica “d”).
El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por:
- Miedo/ansiedad/preocupación mantenida y excesiva frente a diversas actividades o eventos. En medicina utilizamos la expresión expectación aprensiva para referirnos a este síntoma.
- Sensación de que no es posible controlar esas emociones.
- Dichas emociones se acompañan de diversos síntomas físicos y/o cognitivos. Los más habituales son: inquietud, sensación de peligro inminente, fatiga, irritabilidad, dificultad para concentrarse o para relajar la mente, tensión muscular e insomnio.
- La ansiedad/preocupación mantenida y/o las molestias físicas/cognitivas comportan una limitación franca en el funcionamiento diario de la persona.
El Sr. Martín explica que sin saber porqué pero se muestra muy preocupado y temeroso frente un montón de cosas de su día (“que me despidan, que algún familiar tenga un accidente, que haya malentendidos con hacienda, que se nos estropeen cosas de casa y no podamos mantener nuestro nivel de vida habitual”)(característica clínica “a”). El Sr. Martín parece ser consciente de lo innecesario e injustificado de su pensamiento, pero dice que no puede quitarse de la cabeza esas preocupaciones (característica clínica “b”). A eso se añade su creciente preocupación por la sensación de fatiga constante que tiene, por las dificultades que nota para concentrarse y por lo agarrotado que se nota (característica clínica “c”). Su mujer es la que le ha insistido en visitarse con un médico. La mujer le ha dicho “que así no puede seguir, no puede seguir llegando a casa tan agobiado, sin ganas de hablar con los hijos y dejando de ir al tenis que tanto le gustaba” (característica clínica “d”); parece que a la esposa también le preocupa mucho el que ahora se despierta muchas veces por la noche y a veces acaba desvelado (característica clínica “c”) y que al ir tan poco concentrado tenga un accidente con la moto (característica clínica “c” y “d”).
La fobia social (o trastorno de ansiedad social) se caracteriza por:
- Miedo/ansiedad intensos y desproporcionados frente a una o varias situaciones sociales en las que el sujeto se siente expuesto al escrutinio o evaluación de los demás. Dichas situaciones sociales pueden ser tanto de interacción social directa (tener una conversación, estar en una reunión con personas no familiares) como de ser observado (comer o beber en público) como de ser centro de atención (dar una conferencia).
- El individuo teme que algo que haga o sus muestras de ansiedad puedan motivar una evaluación negativa por parte de los demás (dando paso a una situación humillante o embarazosa o a un rechazo o, incluso, a una ofensa a terceros).
- Las situaciones sociales producen tal nivel de miedo/ansiedad que intentan evitarse.
- El miedo/ansiedad mantenido y/o las conductas evitativas comportan una limitación franca en el funcionamiento diario de la persona.
La Sra. Ana acude a su médico a raíz de que, coincidiendo con el inicio de un nuevo trabajo en el que debe almorzar en compañía de otros compañeros de la oficina, está presentando niveles de ansiedad muy altos (característica clínica “a”). La paciente dice que esto no es nuevo, que desde hace mucho tiempo sólo pensar en tener que conocer gente nueva o incluso reunirse con familiares no muy cercanos le es un motivo de gran sufrimiento (característica clínica “a”). La Sra. Ana comenta que no sabe porqué, pero en todas estas situaciones, “empiezo a pensar qué opinarán de mí, si lo haré bien o no, si meteré la pata o no” (característica clínica “b”). Poco a poco nos explica lo difícil que es su vida por estos temores que tiene: es incapaz de ducharse en un vestuario, le gusta mucho una persona (y ella a él también) y evita cualquier relación con él (ha cambiado de supermercado al que iba a comprar para no encontrarlo), en la anterior empresa rechazó un ascenso por evitar más contacto con gente, estudió informática para poder trabajar desde casa como programador, etc. (característica clínica “c” y “d”).
El trastorno adaptativo con síntomas de ansiedad se caracteriza por:
- El paciente identifica un factor estresante reciente como desencadenante de los síntomas actuales.
- El factor estresante o sus consecuencias directas todavía están presentes. Este aspecto es relevante dado que, en este diagnóstico, si el factor desencadenante desaparece los síntomas deben desaparecer.
- Existe un miedo/ansiedad excesivo y mantenido que limita ostensiblemente el funcionamiento diario del paciente.
- La exposición a una situación ambiental intensa y favorable da paso, transitoriamente, a una reducción transitoria de la emoción patológica. Es decir, de forma transitoria (no definitiva) es posible distraer el foco de atención del paciente, llevándolo desde la ansiedad/miedo (pensamiento centrado en el factor de estrés) hasta otros focos de atención más agradables. Dicho de otro modo, si al individuo afecto de un trastorno adaptativo se expone o es expuesto a un estímulo intenso (por ejemplo, un vídeo divertido de su nieto) comprobamos que puede prestar atención al nuevo foco de atención y mostrar el sentimiento propio de la situación. Médicamente hablando esto implica que la capacidad para atender, motivarse y emocionarse están preservadas (aunque espontáneamente el paciente es posible que no busque activamente esos focos de atención placenteros).
En el contexto de una situación familiar grave (característica clínica “a” y “b” del listado previo), el Sr. Ramón, de 49 años de edad, refiere ansiedad intensa que le ocasiona desde hace 6 semanas una reducción involuntaria de su rendimiento laboral y de su actividad social (característica clínica “c”). No obstante, el Sr. Ramón explica que en diversos momentos su rendimiento sí ha sido el esperable; a modo de ejemplo, nos comenta que ayer presenció un accidente de tráfico y durante aproximadamente media hora actuó de forma totalmente diligente, auxiliando a dos personas implicadas en el accidente (un estímulo intenso dio paso, transitoriamente, a una conducta perfectamente adaptada -característica clínica “d”-).
El trastorno hipocondríaco se caracteriza por:
- Preocupación por tener o llegar a tener una enfermedad grave en base a una interpretación inadecuada que hace el propio paciente de un síntoma que padece.
- La preocupación persiste a pesar de haber habido una evaluación médica adecuada y una explicación tranquilizadora por parte del médico.
- El miedo/ansiedad y/o las conductas para reasegurarse comportan una limitación clara y mantenida en el funcionamiento diario de la persona.
La Sra. Carmen fue derivada al médico psiquiatra por el dermatólogo. El dermatólogo sugiere que ninguna de las lesiones cutáneas que presenta la paciente requiere tratamiento. No obstante, la paciente refiere estar muy temerosa por si alguna de ellas es o será un cáncer; aporta varias fotos en las que muestra el estado de sus pecas mes a mes e insiste en que alguna de ellas se parecen a algunas que en internet las catalogan de melanoma (característica clínica “a”). A pesar de haber acudido a tres médicos diferentes que, según la paciente, le han atendido correctamente y le han ofrecido respuestas atentas a todas sus dudas, persiste su preocupación y su necesidad de nuevas consultas (característica clínica “b”). La pareja de la Sra. Carmen comenta que, además de la preocupación por el sufrimiento de su señora, le preocupa “el gasto económico disparatado que está realizando en visitas médicas, la obsesión que tiene por ir a visitarse por dos médicos franceses que ha leído que son expertos en el tema” y que con el nerviosismo que tiene no puede ni ir a trabajar y la “van a echar, pero a ella solo le preocupa mirar internet y enseñarnos fotos de sus pecas” (característica clínica “c”).
La fobia simple (o específica) se caracteriza por:
- Miedo intenso y desproporcionado a la presencia o posible presencia de una situación específica.
- La persona reconoce que este miedo es desproporcionado.
- La exposición a la situación fóbica provoca una respuesta inmediata de gran ansiedad.
- La situación fóbica ocasiona conductas de evitación.
- La evitación y/o el miedo/ansiedad a la situación fóbica interfieren de forma significativa en el funcionamiento diario de la persona.
Natalia, de 22 años de edad, consulta por miedo muy intenso a tragar. La paciente explica que intenta evitar tragar por terror a poder atragantarse y acabar ahogándose (característica clínica “a”). Comenta que es consciente de lo ilógico de su pensamiento, pero considera que no puede controlarlo (característica clínica “b”); al sentarse en la mesa o, incluso, con sólo plantearse el comer algo sólido, le aumenta la ansiedad hasta extremos insoportables (característica clínica “c”) Todo ello motiva que desde hace 2 meses se niegue a sentarse en la mesa con los demás a la hora de comer y que su alimentación esté restringida exclusivamente a líquidos y purés muy triturados (característica clínica “d”). Resulta también muy llamativo que prefiere dormir incorporada por miedo a atragantarse con la saliva (característica clínica “d”). Ha perdido 11 kilos en los últimos 3 meses. Por sentirse muy cansada ha abandonado gran parte de su actividad diaria; asimismo, para evitar preguntas, ha roto temporalmente con sus amigos e, incluso, con su pareja (característica clínica “e”).
Es frecuente que:
- Un individuo tenga simultáneamente síntomas de más de un trastorno de ansiedad. Es decir, puede ser que presente síntomas que sugieran, por ejemplo, un trastorno hipocondríaco y, al mismo tiempo, presentar síntomas propios de una agorafobia.
- Un individuo tenga en una época de su vida síntomas de, por ejemplo, una agorafobia, mientras que en otro momento de su vida predominen los síntomas de, por ejemplo, un trastorno de ansiedad generalizada.